viernes, 3 de agosto de 2012

EL MAGO DE OZ

Antes de concluir el tema de la entrada anterior, quisiera hacer un inciso para mencionar dos grandes  películas  relacionadas tanto con el conflicto filipino-estadounidense como con las circunstancias de la época en que éste tuvo lugar.

La primera de ellas lleva el título de " El mago de Oz ", famoso musical infantil que desde 1939, año de su estreno, ha deleitado a varias generaciones narrando las mágicas aventuras de Dorothy, una huérfana de doce años que vive con sus tios en las desoladas planicies de Kansas soñando con un mundo mejor " En algún lugar más allá del arco iris ", nombre de la canción ( Somewhere over  the Rainbow ) por la cual la película recibiría el Oscar a la mejor música original. Por interpretar a su protagonista la bella Judy Garland, entonces con 16 años, se hizo merecedora de un  Oscar juvenil          ( Oscar Juvenile Award ).



La película, producida por la Metro Golden Mayer, fue declarada patrimonio cultural de la humanidad por la Unesco en el año 2007, y se inspira en el cuento homónimo ( " El maravilloso mago de Oz " ) del escritor norteamericano Lyman Frank Baum ( 1856 - 1919 ), que alcanzó un gran éxito ya desde su primera edición en 1900, con una venta de 90.000 ejemplares en Estados Unidos.

Al pasar el tiempo " El mago de Oz " fue acumulando un enorme prestigio como tema idóneo de fantasía para el público infantil. Hasta 1964, año en que se desató la polémica sobre su pretendida ingenuidad con la aparición del artículo " El mago de Oz. Parábola del populismo ", del maestro de secundaria Henry M. Littlefield. En él defendía la tesis de que la obra no es más que una metáfora, en tono irónico, del asunto que acaparó la campaña para las elecciones presidenciales de 1896 en Norteamérica, y de las que salió ganador el candidato republicano William McKinley: la deflación de 1890 y el debate sobre el empleo del patrón oro en la solución de la misma. Hugh Rockoff, con " El mago de Oz como alegoría monetaria. " ( 1990 ), publicado en el célebre " Journal of Political Economy ", o el historiador Quentyn P. Taylor, con " Money and Politics in the land of Oz " ( 2005 ), respaldarían la interpretación de Littlefield al aportar nuevas semejanzas y analogías entre el relato y aquel período. 

Una grave crisis económica había afectado a Estados Unidos en 1890, y después en 1893, causada por una burbuja especulativa alrededor de los créditos concedidos a las industrias de ferrocarriles del Oeste, derivándose de ella el cierre de numerosos bancos y de más de 15.000 empresas, algunas tan de relieve como la Union Pacific Railroad o la North Pacific Railway, entre otras. El paro alcanzó casi el 20 por ciento de la población activa y el valor del capital bajó en un 23 %, lo que perjudicó considerablemente la exportación de cultivos - sobre todo de trigo y algodón - y acrecentó a la vez la deuda a los acreedores. 

En 1894 se produjeron importantes huelgas y disturbios en todo el pais, desatándose una ola de populismo que se levantó protestando contra las élites financieras de Norteamérica, a las que se culpaba de la crisis. ( 1 ).

Para intentar salir de la situación, y proporcionando quizá argumentos al movimiento populista,  el entonces presidente Cleveland tuvo que solicitar un préstamo de 65 millones de dólares en onzas de oro al banquero J.P. Morgan. El patrón oro como respaldo del dólar se tambaleaba, por lo que se sugirió la adopción compartida del patrón oro y del patrón plata ( bimetalismo ) para elevar el coste de la moneda.

Abogaba por el bimetalismo el partido demócrata, identificado con el grupo agrario, mientras que los republicanos, en alianza con los poderes bursátiles e industriales, defendían la inmovilidad del patrón oro.

Durante la campaña para las elecciones presidenciales de 1896, el candidato demócrata, William Jennings Bryan ( 1860 - 1925 ), gran orador, hizo suya la causa del pupulismo definiendo a los agricultores como el eje vertebral de la nación, postulando para su bienestar el patrón plata. A cambio, tal como se refleja en su famoso discurso " La cruz de oro ", acusó a banqueros y a empresarios de mantener en la pobreza al pueblo sometiéndolo a la esclavitud del patrón oro. 



En la imagen de arriba, cartel de William Jennings Bryan para la campaña presidencial de 1900, en la que volvió a enfrentarse a William McKinley. Con el eslogan central de " Libertad, Justicia, Humanidad ", y un dolar de plata, todavía puede advertirse en el cuadrante superior derecho el lema " No a la cruz de oro ". Aparece también la representación de un terrible pulpo, alusiva a los grandes intereses financieros, y frente a la estatua de la Libertad los pueblos colonizados por el imperialismo estadounidense clamando su independencia.

En la imagen inferior, cartel de McKinley para la misma campaña. En éste se muestra al candidato sobre un dolar de oro llevado por individuos de todas las clases sociales, con los lemas de " Prosperidad ", " Comercio " ( los navíos, emblema de la preponderancia marítima ) y "  Civilización " ( industria ). Lemas, como vemos, en perfecta simetría con los de su oponente. Por decirlo así, y valga la redundancia, las dos caras de la moneda: una de plata y la otra de oro ...



Ganó por supuesto el oro, a pesar de ser Jennings Bryan el favorito. McKinley, más hábil, supo ganarse parte del electorado demócrata apelando a los derechos de la mujer, de la comunidad negra del Sur, de los granjeros, obreros industriales e incluso de los pueblos oprimidos como el cubano o el armenio. Prometió igualmente elevar los impuestos de los productos extranjeros y promover la industria. Pero sobre todo eludió entrar en polémica acerca del bimetalismo, lo que le hubiera causado más de un problema con un amplio sector de sus votantes.

Gobernador de Ohio, extrovertido y devoto metodista, McKinley fue promovido a la candidatura presidencial del partido Republicano por su amigo Mark Hanna ( 1837 - 1904 ). magnate del carbón y del acero que vió en su imagen el perfil idóneo del líder moral que necesitaba Norteamérica para salir de la crisis y alcanzar más amplios horizontes; ese mundo mejor al que aspiraba Dorothy, la protagonista de " El Mago de Oz ", y la gran mayoría del país. Por si acaso, Hanna trató de asegurar la victoria de McKinley negociando la financiación de la campaña con importantes banqueros y empresarios como Rockefeller, J.P. Morgan, etc. Él mismo donaría la nada despreciable suma de 3,5 millones de dólares. Una pequeña inversión, en realidad, para conducir a Estados Unidos hacia la potenciación de la Armada y el expansionismo colonial adquiriendo nuevos mercados y territorios. ( 2 ) 

Mark Hanna asumió asimismo el diseño de la campaña electoral de McKinley con técnicas innovadoras para su época, como por ejemplo el uso del teléfono, anuncios en prensa, panfletos masivos, cuidado del perfil del candidato, etc ...

Vistos estos antecedentes, la interpretación que podría advertirse ente líneas en " El mago de Oz ", según sus personajes, se definiría del siguiente modo:



- Dorothy Gale como alma o sentir común de las gentes de Estados Unidos, pero en especial de las más castigadas por la crisis, como los granjeros de Kansas, por ejemplo, estado en el que vivía la protagonista  junto a sus tios. Fue en esta zona donde se desató la gran ola, tormenta o ciclón del populismo, aludida tanto por el apellido de Dorothy ( Gale: Vendaval ) como por el torbellino que la transportará al fantástico mundo de Oz. Su fiel perrito Totó, cuyo nombre se traduce como " seco " o abstemio ", es una referencia a los prohibicionistas, partidarios de la Ley Seca  que apoyaron al movimiento populista.

- El Espantapájaros, compañero de aventuras de Dorothy, simboliza a los agricultores.

- El Hombre de Hojalata, sin corazón, es otro compañero de la protagonista que encarnará al obrero industrial, deshumanizado por las duras condiciones laborales que ha de soportar.

- El tercer compañero, de fuerte rugido pero manso, es El León Cobarde. Es decir, nada más ni nada menos que el candidato por el Partido Demócrata William Jennings Bryan. Dotado de una gran elocuencia, no sólo perdió las elecciones presidenciales de 1896 y 1900 frente a McKinley, sino que finalmente hubo de doblegarse a todas las exigencias políticas.

- Oz es, por supuesto, la Onza Oro, patrón sobre la que se sostenía la economía norteamericana. No está de más recordar que el camino que recorren Dorothy y sus tres nuevos compañeros por el mundo de Oz es un sendero de oro, aunque Dorothy se sostiene sobre unas zapatillas de plata ( bimetalismo ) ( 3 ). En cuanto a la misma marcha, será una evocación de la emprendida hacia Washington D.C. en 1894 por un ejército de desempleados al mando del general Jacob S. Coxey para exigir al gobierno la emisión de más papel moneda. La misma capital, Washington D.C., se identifica con la Ciudad Esmeralda, sede del mago de Oz y en donde sus habitantes llevan gafas verdes, color del dólar.

- La Bruja Perversa del Este escenifica al poder de la Banca. Es ella la que esclaviza al Hombre de Hojalata.

- La Bruja Perversa del Oeste personificará los intereses financieros e industrias que tienen esclavizados a los Pestañeantes Amarillos o habitantes de Filipinas al negárseles la independencia.

- Las Brujas Buenas del Norte y del Sur señalan respectivamente al electorado del Medio Oeste y del Sur, favorable al movimiento populista.

- Los Munchkins ( Masticadores ) denotan a los habitantes del Este de Norteamérica, cuya candidez les impide advertir las manipulaciones del Mago y de las Brujas Perversas.

- Los Monos Alados son los indios de las praderas que, tiempo atrás, fueron naciones libres.

- El Mago de Oz, que se oculta tras una cortina para aparentar ser un gran mago, delatará según algunos autores al mismo presidente McKinley, mientras que para otros apunta a Mark Hanna en representación de los grandes trusts o monopolios que, en tanto que poder en la sombra ( 4 ), utilizaban de títere a McKinley. Ésta fue la interpretación mayoritaria que dieron los periódicos de la época a la amistad entre el magnate y el presidente norteamericano, a veces con crueles caricaturas. De todos modos, McKinley fue uno de los presidentes mejor valorados de su tiempo, y a menudo aparece como un verdadero mago de las finanzas mostrando el Cuerno de la Abundancia o apareciendo su efigie en los billetes de 500 dólares desde 1928  a 1946, ya que bajo su mandato Estados Unidos volvió a la prosperidad gracias al descubrimiento de oro en Alaska, Australia y Sudáfrica, lo que provocó el sostén del patrón oro y el aumento de los precios en un 35 % hasta el año 1910. 


Para finalizar, permítaseme añadir que no es ésta la única interpretación que se ha hecho de " El mago de Oz ". Es el caso del movimiento gay, que tiene en Judy Garland, en tanto que Dorothy Gale, su mayor icono por  andar en compañía de personas inadaptadas, tal como lo fueron los gays en su época.  También la Sociedad Teosófica hace una exégesis ocultista de la obra reclamando la afiliación del autor, Lyman Frank Baum, a su escuela de pensamiento, aunque los símbolos que se manejan en " El maravilloso mago de Oz " y en la película son más propios de otras instituciones iniciáticas que también podrían haber interesado a Frank Baum. 

En mi opinión, " El mago de Oz " es una obra tan rica en matices que, aún admitiendo su interpretación económica, permite todavía multitud de apreciaciones, y es aún hoy y a pesar de todo muy recomendable para públicos de cualquier edad. 



NOTAS

( 1 ) El movimiento populista, denominado así por haberse generado espontáneamente a nivel popular, estuvo apoyado por las clases más perjudicadas, como los campesinos del Sur dedicados al algodón y los granjeros de Nebraska y Kansas, lugar este último en el que residía Dorothy, la protagonista de " El mago de Oz ".

( 2 ) Véase entrada anterior referente a la guerra hispanoamericana de 1898. El acero y el carbón, utilizados antes en los ferrocarriles, se emplearían a partir de ahora en los astilleros para buques de guerra y en el transporte naval. Hanna participaría también en la construcción del Canal de Panamá.

( 3 ). En el cuento, no así en la película, en donde, para mayor vistosidad, Dorothy calza unos zapatos color rubí.

( 4 ). Consúltese, por ejemplo, " The Robber Barons: The Great American Capitalists, 1861 - 1901 ", de Matthew Josephso.





Judy Garland en " Somewhere over the Rainbow  "

viernes, 20 de julio de 2012

REPERCUSIONES DEL DESASTRE ESPAÑOL DEL 98 EN FILIPINAS ( I )



John Milton Hay, Secretario de Estado durante los mandatos presidenciales de William McKinley y Theodore Roosevelt, había tildado jocosamente al conflicto hispanoamericano ( 1898 ) de " espléndida guerrita ". Hay fue también uno de los artífices del Tratado de Paris en ese mismo año, por el cual España cedía a Estados Unidos sus posesiones de Cuba, Puerto Rico, Guam y Filipinas, de manera que resultaba más que explicada su nada disimulada alegría. Después de todo había sido una guerra fácil, breve, poco costosa y además entre caballeros de naciones civilizadas en donde sin duda había ganado el mejor. ( 1 )

El águila imperial según la prensa estadounidense

Es válido afirmar que la vocación colonialista de Estados Unidos fue muy tardía, en el sentido de que despertó - o al menos se puso en práctica - cuando las potencias de Europa ya eran dueñas de gran parte de Asia y África. Así, los dominios españoles de Ultramar les permitieron a los norteamericanos establecer zonas de influencia política, económica y militar en los dos océanos que bañan sus costas continentales, el Atlántico y el Pacífico, y competir  favorablemente con esas potencias. Pero la aventura colonialista norteamericana no fue nunca un producto del mero azar, sino la consecuencia de la aplicación de la teoría de la " fruta madura " enunciada por Quincy Adams, sexto presidente de los Estados Unidos ( 1825 - 1829 ). A pesar de estar referida en concreto a Cuba, sus fundamentos afectaban a todos los dominios del antiguo imperio colonial español:

Quincy Adams

1. - Si Estados Unidos no podía apoderarse de un territorio - tal como pasó con Cuba ya en tiempos de Thomas Jefferson ( 1743 - 1826 ), siendo el problema la flota británica - se debía procurar que tal territorio perteneciese a una potencia débil ( imperio colonial español ).

2. - Se debía aguardar al momento propicio de mayor debilidad de esa potencia para arrebatarle rápidamente el territorio codiciado ( crisis políticas y dificultades económicas de España, revueltas independentistas en las colonias ... ).

3. - Habían de respetarse siempre las formas en esa acción, excusándolas con nobles motivaciones para presentarla como una causa justa frente a la opinión pública nacional e internacional ( hundimiento por atentado del USS Maine, crueldad española, apoyo a los anhelos de libertad de los pueblos oprimidos, amenazas contra ciudadanos e intereses estadounidenses, etc.( 2 ) ).

Con estos territorios recién adquiridos, Norteamérica se convertía en un imperio colonial, estableciéndose dos vastas zonas de influencia:



En el Atlántico, Cuba y Puerto Rico configuraban, junto con Florida, una línea fronteriza de dominación que englobaba al Golfo de México y al Mar Caribe para proyectarse sobre América Latina de acuerdo con la doctrina Monroe de " América para los americanos ". Protegía también la tenencia y el control de la vertiente atlántica del Canal de Panamá, paso que favorecía la navegación y el transporte marítimo evitando la  larga ruta por el Estrecho de Magallanes, al sur de Chile. El canal de Panamá devino propiedad estadounidense en 1903, participando en las negociaciones para su construcción de nuevo John Milton Hay, bajo la presidencia de Theodore Roosevelt.

Puerto Rico fue anexado con relativa facilidad, pero no así Cuba, pues la presión popular y política a favor de su independencia condujeron finalmente a la redacción de la " Resolución Conjunta " el 18 de abril de 1898, por la que Congreso y Senado declaraban que " el pueblo de la isla de Cuba es, y por derecho debe ser, libre e independiente ", disponiendo asimismo que Estados Unidos " no tienen deseo ni intención de ejercer soberanía, jurisdicción o dominio sobre dicha isla excepto para su pacificación, y afirman su determinación, cuando ésta se haya conseguido, de dejar el gobierno y dominio de la isla a su pueblo. "

Tal declaración contrariaba los planes imperialistas del entonces presidente norteamericano William McKinley, por lo que éste buscó otras vías para sujetar a Cuba, consiguiéndolo mediante la inclusión de la denominada Enmienda Platt en la constitución cubana de 1901. En virtud de dicha enmienda se imponía la cesión a perpetuidad de territorio isleño a Estados Unidos ( Guantánamo ), la intervención de este país en sus asuntos internos cuando lo creyese oportuno o la prohibición para Cuba de no acordar ningún tratado con otra nación sin su aquiescencia. Progresivamente vías férreas, minas y la mayor parte de propiedades cubanas se convirtieron en capital norteamericano a fin de mermar su independencia económica. Reseñemos que para forzar la aceptación de la Enmienda Platt, McKinley no sólo amenazó con mantener sus tropas en la isla, sino que, y después de haber denunciado con tanto ahínco a los españoles por la práctica de " reconcentración ", prohibió a la Cruz Roja asistir a sus víctimas. Una de las muchas muestras de la hipocresía y mano dura de su administración.


En el Pacífico, se instauraba estrategicamente una línea de penetración hacia el Sudeste Asiático a través de Hawai, Wake, Guam y Filipinas.

Hawai, sin ser posesión española, fue anexionado por la Resolución Newlands del 4 de julio de 1898, y era de general aceptación que su papel sería el constituir una avanzada para la defensa de la Costa Oeste de Estados Unidos. 

Wake, perteneciente a la Micronesia, y sin ser tampoco posesión española cedida por el Tratado de Paris, pasó a manos norteamericanas el 17 de enero de 1899, afianzando la línea de penetración por el Pacífico.

La isla de Guam ( denominación abreviada de Guaján ), en la parte meridional de Las Marianas, había sido ya en época española un importante punto de escala para el tráfico marítimo. El almirante norteamericano F.V. Green tomó posesión de ella en 1898 y la convirtió en la más grande base naval en este océano, como aún lo es en la actualidad.

Por lo que respecta a las Filipinas, base más avanzada hacia el continente asiático - obsérvese por ejemplo su proximidad a Hong Kong, punto de partida de la flota del almirante George Dewey -, serviría de base de operaciones sobre China principalmente. Gracias a la posesión del archipiélago Estados Unidos pudo imponer la política de " puertas abiertas " o igualdad de condiciones con el resto de potencias en la explotación del mercado chino.

Por último, Estados Unidos se apropió de la isla de Tutuila ( Samoa ) en 1899. Su posición retrasada en cuanto a la línea del Pacífico le otorgaba un alto valor estratégico como plataforma de reserva en la retaguardia. Su puerto de Pago Pago, ayudó, además, a reabastecer con combustible de carbón a las flotas de vapor desde el año 1900 a 1951. Por supuesto, con Tutuila la línea del Pacífico engrosaba considerablemente su área de influencia.

La importancia de esta línea, con todos sus elementos, se puso de relieve durante la Segunda Guerra Mundial en la lucha contra Japón.

De todas estas adquisiciones, que configuraban una decidida y metódica estructura, quizá la que más problemas ocasionó a Estados Unidos fue Filipinas, hallando en este archipiélago su piedra de toque al reportarle una larga guerra que duraría oficialmente tres años ( 1899 - 1902 ), siendo su primera guerra colonial. Cierto es que ya había enfrentado algunas incursiones bélicas en ese sentido, como por ejemplo en Argentina ( 1852 ), Japón ( 1853 ), Nicaragua ( 1854 ), Shangai ( 1859 ), Angola ( 1860 ), etc., y finalmente España para dar el paso determinante ( 1898 ), pero en esta ocasión se trataría no de una " espléndida guerrita ", como diría Hay, sino una de las más crueles, sucias y bárbaras que el mundo moderno había contemplado jamás.  En otro orden, esta situación obligó a Estados Unidos a definir e incluso a excusar su política expansionista más allá del puro hecho consumado y, en vista del desarrollo de los acontecimientos, y asimismo en su propio interés, a remodelar ese discurso inicial.

Desde los primeros instantes, la anexión de Filipinas se vió envuelta en polémicas, contratiempos e inconvenientes tanto fuera como dentro de los Estados Unidos. A nivel internacional desagradó la forma tajante y abusiva con que había obligado a España a cederle el archipiélago. En el Protocolo preliminar del Tratado de Paris, del 12 de agosto de 1898, se exigía solamente una porción de Manila para la implantación de una base naval norteamericana, mientras que en el texto definitivo del 10 de diciembre se reclamaba la totalidad de las Filipinas según se hacía constar el el artículo nº 3:

" ... el mismo sistema de gobierno que hizo crónica la insurrección antillana, provocó continuas rebeliones en Filipinas. Los azares de la guerra destruyeron la soberanía española en el archipiélago haciendo imperioso para los Estados Unidos el deber de asegurar allí para siempre la libertad. Esta misión puede cumplirse únicamente por la incorporación definitiva de las islas. "

Los españoles, indignados, protestaron en espera del arbitraje de una tercera potencia, que no existió. España, debilitada y sin amigos, tuvo que claudicar accediendo a todas la exigencias de los norteamericanos. El resto de naciones coloniales contemplaban con cautelosa prevención los movimientos de Estados Unidos, temiendo alguna acción que perjudicara sus posesiones. Sólo Japón se atrevió a hacer una oferta de compra de las Filipinas por 300 millones de dólares, salvo Luzón que dejaría en manos de sus nuevos ocupantes.

El periódico español " El Imparcial ", con fecha de 15 de noviembre de 1898, aludía al " aplastamiento del derecho internacional " por parte de Estados Unidos, expresando también la esperanza común en la Península de que los ciudadanos de ese país, hasta entonces lider de los derechos y la libertad, derrocasen a su mal gobierno. Pero el presidente McKinley ya se había preocupado de ganarse a la opinión pública norteamericana efectuando una serie de giras y conferencias patrióticas mientras duraron las negociaciones del Tratado de Paris, evocando precisamente esos mismos valores. Cuando estuvo seguro de contar con su apoyo, exigió todas las Filipinas.

En el debate para la ratificación del Tratado de Paris, el Senado estadounidense se dividía en dos posturas:

- Por un lado estaban los antianexionistas, representados en su mayoría por el partido Demócrata. Argüían que la Constitución de los Estados Unidos prohibía expresamente la posesión colonial, defendiendo el aislacionismo del pais para preservarlo como tierra privilegiada de justicia, democracia e igualdad. Pensaban no sin procupación que el imperialismo, con el militarismo subsiguiente, corrompería estas virtudes y, aún peor, que acaso las Filipinas obligarían a Estados Unidos a involucrarse en guerras ajenas por la disputa de nuevos territorios.

- Los anexionistas, personificados por el partido Republicano, al que pertenecía McKinley,  argumentaban la misma tesis de los demócratas en cuanto a que Estados Unidos eran custodios de la llama sagrada de la civilización, pero diferían en que ésta debía brillar todavía con más luz siendo exportada al resto del mundo. Nacía así el concepto de " misión " en el discurso expansionista norteamericano, no sin poder disimular los evidentes intereses económicos de las instituciones financieras que se habían aliado con el partido Republicano desde tiempos de la Guerra de Secesión, ávidas de nuevos mercados.

Firma del Tratado de Paris


El célebre senador republicano Henry Cabot Lodge ( 1850 - 1924 ),  abogó por el expansionismo estadounidense y el crecimiento de su poder naval en estos términos:

" Las grandes naciones están absorbiendo rápidamente, en pro de su futura expansión y su actual defensa, todos los lugares olvidados del mundo. Es un movimiento que está abriendo paso a la civilización y al realce de la raza. Como una de las grandes naciones del mundo, Estados Unidos no debe quedar al margen del curso de los acontecimientos, "

Estados Unidos poseían pues una " misión " civilizadora inherente a su raza ( entiéndase raza blanca ), que debía aplicarse no a otros pueblos civilizados, por supuesto, sino en las nuevas colonias, " lugares olvidados del mundo ".

Otro famoso republicano, Albert J. Beveridge ( 1862 - 1927 ) especificó en 1900 con argumentos más elocuentes el significado de tal " misión ":

" Dios nos ha dado el espíritu de progreso para vencer las fuerzas de la reacción en todo el planeta. Nos ha hecho aptos en el gobierno, de modo que podamos gobernar a los pueblos salvajes y seniles. Sin tal fuerza el mundo caería de nuevo en la barbarie y las tinieblas. Y de todas las razas Dios ha elegido al pueblo americano como su nación para dirigir finalmente la regeneración del mundo. Ésta es la divina misión de América, y nos depara toda la ganancia, toda la gloria y toda la felicidad posible para el hombre. "

Una misión divina para el Pueblo Elegido a la que el escritor británico Rudyard Kipling ( 3 ) llamaba a despertar con su poema " La carga del Hombre Blanco. - Los Estados Unidos y las Islas Filipinas - ", aparecido en 1898, año en el que se debatía el Tratado de Paris:

             " Llevad la carga del Hombre Blanco
  Enviad adelante a los mejores de entre vosotros;
             Adelante, enviad a vuestros hijos al exilio
        Para servir, con equipo de combate,
     A naciones tumultuosas y salvajes,
    Huestes recién conquistadas y descontentos pueblos,
        Mitad demonios y mitad niños "

Como no podía ser menos, el presidente William McKinley había asumido esta " misión " recibiéndola directamente desde lo Alto. Según un amigo suyo, James F. Rusling, McKenly se expresó con estas palabras en 1899 ante una delegación religiosa:

" La verdad es que no quería las Filipinas, y cuando vino a nosotros como un regalo de los dioses no sabía qué hacer con ellas ( ... ) Paseé por mis dependencias de la Casa Blanca hasta medianoche y, no me avergüenza decir, señores, que me puse de rodillas y oré a Dios Todopoderoso para recibir luz y guía.

" Ya muy entrada la noche no sé cómo llegó la idea de que no podíamos devolverlas a España, pues sería cobarde y deshonroso. Tampoco entregarlas a Francia o a Alemania, nuestros rivales comerciales en Oriente; mal negocio y vergonzoso. No podíamos abandonarlos a ellos mismos, pues no eran aptos para el autogobierno y pronto tendrían la anarquía y un gobierno peor que el que España les dejó. No podíamos hacer más que educar a los filipinos, civilizarlos y cristianizarlos, y por la gracia de Dios hacer lo mejor que pudiéramos con ellos como a nuestros semejantes por quienes Cristo también murió.

Luego me fui a dormir y lo hice profundamente."

Al parecer, desde lo Alto no se le informó bien a McKinley - quien desde luego no volvería a perder jamás el sueño por este asunto - que los filipinos ya estaban cristianizados en su mayoría, y que contaban con escuelas y universidades en donde se había formado la intelectualidad de las Filipinas, proclive a la independencia del país desde época española. Pero eso no importaba realmente. Para la primera doctrina imperialista de Estados Unidos dejaba de existir la consciencia de identidad nacional en Filipinas, y en su lugar los norteamericanos tenían que tratar con gente inculta y salvaje merecedora de su bendición tan sólo por generosidad y responsabilidad hacia el inferior. Ello excusaba, asi, su permanencia en el archipiélago.

Numerosos pensadores anexionistas se adhirieron a esta idea de buena o mala fe, de manera que si mientras hasta entonces el racismo había sido un problema interior en Norteamérica ( antiguos esclavos negros, indios, trabajadores chinos en los ferrocarriles, etc. ), ahora se exportaba con elevada cotización en las relaciones internacionales. Por ejemplo, Dean Worcester, en " The Philippines and their Peoples " ( 1898 ), creía que los filipinos no podían autogobernarse por su debilidad mental y que únicamente los tagalos tenían esperanzas de ser civilizados por poseer la piel menos oscura que el resto. Para mayor insulto, otro  " gran " pensador, Frederick C. Chamberlain, llegaría a proponer en su " The Philippines Problem " ( 1898 - 1913 ) el mestizaje de los filipinos con sujetos de raza blanca para potenciar su precaria capacidad intelectual y hacerlos aptos para la civilización.

El 4 de febrero de 1899 los independentistas filipinos declararon la guerra a Estados Unidos. Y una contienda auténticamente salvaje había dado comienzo.



NOTAS.

( 1 ) El trato que dieron los norteamericanos a los prisioneros españoles en esa guerra fue por lo general correcto salvo alguna excepción, y en ciertos casos, como con el almirante Cervera, se podría afirmar que llegó a lo exquisito. Caballeroso fue también el gesto del almirante Gorge Dewey  al testificar a favor de su adversario Montojo  cuando éste fue procesado en España por su derrota de la batalla en la Bahía de Manila - véase entrada anterior -. La consideración hacia los prisioneros filipinos, no obstante, y por decirlo suavemente, dejó mucho qué desear. En este artículo veremos por qué.

( 2 ) Todos los argumentos esgrimidos, y también exprimidos, por la prensa sensacionalista, cuyo objetivo fue crear un drama muy simple entre personajes buenos y malos que el público podía identificar fácilmente.

( 3 ) Rudyard Kipling es el autor del famoso " The Jungle Book " ( El libro de la selva ), publicado en 1894. 



viernes, 13 de julio de 2012

EL FIN DEL IMPERIO COLONIAL ESPAÑOL. LA GUERRA HISPANOAMERICANA ( 1898 )





Incumplido por ambas partes, el pacto de Biac-na-Bató entre España  y los insurrectos de Filipinas ( 1897 ) representó más que nada un simple alto el fuego temporal. Los españoles no aplicaron ninguna de las reformas estipuladas en él - consignadas en papel o de palabra - sobre apertura política y mayores libertades para los filipinos, y mucho menos llevaron a cabo la secularización del archipiélago con el cese de las actividades de las órdenes religiosas. Tampoco completó España el pago de los 800.000 pesos prometidos a Emilio Aguinaldo en concepto de compensación, habiendo satisfecho tan solo el plazo inicial de 400.000 que éste, con toda lógica, destinó al financiamiento de una nueva insurrección.

La prepotencia del gobierno español y su falta de perspectiva abrió las puertas a la injerencia de otras naciones, algunas de las cuales aprovecharon tan deseada oportunidad. Los rebeldes solicitaron ayuda de Japón, al parecer sin mucho éxito, y el mismo Aguinaldo reconocería haber mantenido conversaciones secretas con representantes estadounidenses en el transcurso de marzo y abril de 1898. Primero en su exilio de Hong Kong, con un enviado de George Dewey, almirante de la flota norteamericana en el Pacífico, y después, temiendo la intervención de espías españoles, con el embajador de Estados Unidos en Singapur. Ambos le habían prometido apoyo económico y militar en el supuesto de una nueva guerra contra los españoles. Ayuda aparentemente desinteresada en pro de las libertades filipinas que Aguinaldo creyó y aceptó ingenuamente.


General Emilio Aguinaldo




Mientras tanto, crecía en la escena internacional la tensión prebélica entre España y Estados Unidos, estando en juego el futuro de otra posesión colonial española: la isla de Cuba.

Afectada como las Filipinas de ánimos independentistas, había estallado el 24 de febrero de 1895 una nueva e importante revuelta en Cuba, y el gobierno español intentó solventar la crisis con el envío del severo general Valeriano Weley como Capitán General de la isla. Puesto que el enemigo practicaba la táctica de guerrillas, éste respondió con el sistema denominado de " reconcentración ", cuya finalidad era privar a los rebeldes de cualquier apoyo por parte de la población civil, encerrándola en reservas o campos vigilados. Más de 300.000 cubanos sufrieron esta medida extrema, y miles de ellos fueron víctimas del hambre y de las infecciones provocados por su mala gestión. ( 1 )

La prensa estadounidense dedicó extensas campañas para denunciar la brutalidad española y el estado de caos político y social en el que se hallaba Cuba. Se encargó de ello sobre todo la prensa sensacionalista, más tarde conocida como " prensa amarilla " por el nombre del personaje ( Yellow Kid ) que figuraba en las tiras cómicas de estos periódicos, encabezados principalmente por el New York World, de Joseph Pulitzer, y el New York Journal del magnate William Randolph Hearst.


Yellow Kid, creado por Richard Outcault




Curiosamente, Yellow Kid apareció en 1895, cesando su publicación en 1898, abarcando pues la etapa más caliente del conflicto hispano-norteamericano.

Este tipo de prensa acusó a España de abusos en Cuba, exagerando unos e inventando otros. Se cuenta que el conocido ilustrador estadounidense Frederick Remington, enviado a la isla como reportero gráfico, escribió sorprendido tras su llegada al editor del New York Journal, William Randolph Hearst: " Aqui no hay ninguna guerra ", obteniendo de éste la siguiente contestación: " Por favor, sírvase enviarme las fotos, yo pondré la guerra " ...

Gráfico alusivo de la época. Cuba suplica el auxilio del caballeroso Estados Unidos contra el villano español




El hecho es que la prensa amarilla norteamericana fue una poderosa arma propagandística, empleada en el caso de Cuba no por motivos humanitarios, sino para influenciar a la opinión pública estadounidense a favor de las apetencias expansionistas de su gobierno. Una vez forjados como nación, los Estados Unidos de Norteamérica necesitaban ampliar fronteras y mercados, hallando en la debilitada España y en sus colonias una fácil presa. Se puede decir que el imperio colonial español, ya en declive, y sumido en innumerables apuros políticos, dejaba un vacío en el tablero de juego internacional que fue ocupado por otro imperio emergente.

En 1803 Estados Unidos compró Luisiana a los franceses, y en 1819 habían forzado a España la venta de Florida. Cuatro años más tarde el presidente norteamericano James Monroe definió a América Latina como área exclusiva de interés para su pais, anexionandose en la guerra con México los actuales estados de Nevada, Nuevo México, Arizona y California, y asimismo parte de lo que hoy conforma Oregón, Colorado y Wyoming. En 1867 compró Alaska a Rusia, y ahora tenía puestos los ojos en Cuba y las Filipinas. Una por su valor económico ( industria azucarera ) y posición geoestratégica para el control del futuro Canal de Panamá. La otra, como base de influencia sobre China y porque, siendo un punto vulnerable de difícil defensa, devenía en la mejor excusa para reforzar e incrementar su poderío naval.


William McKinley. Ocupó la presidencia norteamericana desde 1897 a 1901




En 1897, y en esas tesituras, el presidente norteamericano McKinley envia dos notas al gobierno español conminándole a imponer la paz en Cuba en el plazo de un mes, o bien a aceptar la mediación de Estados Unidos. Al mismo tiempo, y tal como habían hecho ya sus predecesores, formulaba una oferta de compra para la isla, a la que España se negó rotundamente. Sin embargo, el gobierno español no pudo o no supo prepararse para la inminente confrontación bélica con este poderoso pais, de la que ya había sido advertido como probabilidad cierta por sus estrategas militares.

Para aumentar el nivel de crisis, el 25 de enero de 1898 llega al puerto de La Habana el acorazado de segunda clase USS Maine, enviado por los Estados Unidos al objeto de proteger a sus ciudadanos e  intereses en Cuba. Lo hace sin previo aviso a las autoridades españolas, faltando así al protocolo estipulado entre naciones amigas. Por desgracia, durante la noche del 15 de febrero sufre una explosión en proa y se hunde rápidamente, causando 266 muertos en su dotación. Sin esperar a los resultados de la investigación oficial, la prensa sensacionalista se apresura a culpar a los españoles de traición y sabotaje, y pronto corre la voz en toda Norteamérica: " ¡ Recordad el Maine. Al infierno con España !".

Empeoraba aún más la situación el hecho de que el USS Maine era el orgullo de la Armada estadounidense, pues había sido proyectado con tecnología norteamericana y constituía el símbolo de sus nuevas fuerzas en el mar. La realidad, empero, no podía ser más opuesta. El diseño, aplicado únicamente a su homólogo USS Texas, tuvo que abandonarse por presentar graves errores de planificación. El blindaje de acero-niquel lo hacía muy pesado y demoró tres años, poseía poca autonomía y las torretas de los cañones estaban montadas fuera del centro de gravedad del buque, por lo que podían hacerlo escorar si disparaban a un tiempo hacia el mismo objetivo. Enfin, sus calderas estaban contiguas a uno de los depósitos de municiones, con el riesgo que ello implicaba.


USS Maine




Investigaciones recientes, en efecto, apuntan a que la explosión del USS Maine obedeció a factores internos y no a una agresión exterior.  A esa conclusión, por ejemplo, llegó el almirante norteamericano Hyman Rickover, en la década de los 70, apuntando precisamente a la proximidad del polvorín a las calderas.


El 19 de abril de 1898 el presidente McKinley da a España un plazo de 48 horas para retirarse de Cuba, y el 22, sin previa declaración de guerra, la escuadra norteamericana inicia un bloqueo naval con la finalidad de impedir que el ejército español destacado en la isla recibiese refuerzos, evitando también que su flota pudiera ser reabastecida.

El 25 del mismo mes McKinley anuncia la rotura de relaciones diplomáticas con España.


Anticipándose a todo ello, el 27 de enero de aquel año se habían cursado órdenes al almirante George Dewey de dirigir la flota del Pacífico a Hong Kong a la espera de una conflagración con España, en cuyo caso debía atacar las Filipinas. En ese período Dewey entabló negociaciones con Emilio Aguinaldo a fin de promover el apoyo de los rebeldes a la invasión del archipiélago, aunque la historia se vendía más bien al revés.


Casi en las mismas fechas, el 24 de enero, el USS Maine recibe órdenes de partir de Cayo Hueso ( Florida ) al puerto de La Habana como provocación, y quizás como detonante bélico ( 2 ).


Estados Unidos estaba colocando todas sus piezas en posición ventajosa, y quedaba claro que persiguió y finalmente consiguió la guerra con España. ( 3 )


El 1 de mayo de 1898 la flota española en el Pacífico, al mando del almirante Montojo, es derrotada por su equivalente norteamericana en la Bahía de Manila. A pesar de existir cierta paridad de fuerzas entre ambas, su concepción de uso era dispar. La española, adaptada  para la lucha contra los piratas del archipiélago filipino, estaba compuesta por pequeños cruceros, algunos de los cuales se hallaban entonces en labores de mantenimiento. La norteamericana poseía buques de mayor tonelaje y potencia de fuego, si bien George Dewey llegó a sorprenderse de la resistencia de los buques españoles al impacto de su artillería. 


No quiso la flota de Montojo reforzarse con las baterías de costa emplazadas en Manila, para no causar daños a la ciudad, y esperó a la norteamericana en Cavite.


Representación de la batalla en la Bahía de Manila




El 3 de julio, la flota española en el Atlántico, comandada por el almirante Pascual Cervera y Topete, es vencida fácilmente en la Bahía de Santiago de Cuba al intentar eludir el bloqueo de las flotas de los almirantes Shely y William T. Sampson.  Una acción suicida para la que recibió órdenes, pues al parecer Madrid no deseaba que se rindiese sin pelear. También es muy posible que la decisión de enviar la flota a Cuba en aquellas circunstancias, cuando la isla estaba casi perdida, obedeciera más a una cuestión de honor y de prestigio que a razones tácticas. 


Cervera ya había manifestado saber que iba al sacrificio, y propuso destinar la flota a Canarias para no dejar desprotegida la Península en caso de que se prolongara la guerra, argumento que fue rechazado por el Ministerio de Marina.


Se repetía el viejo tópico de " Más vale honra sin barcos que barcos sin honra ", frase con la que dicen justificó Felipe II el desastre de la Armada Invencible en 1588, y que el almirante español Castro Mendez Nuñez haría suya en 1866 ( 4 ).


No me extenderé debatiendo acerca de las causas, elementos y pormenores de estas derrotas navales, pues voces mucho más autorizadas que las mías ya se han pronunciado ampliamente. Empero, creo que nadie pone en duda la valentía y la lealtad de los los almirantes Montojo y Cervera, como nadie cuestiona tampoco la de las tropas destacadas en tierra, las cuales resistieron a veces a fuerzas diez veces superiores, sea el caso de Fuente Viso, Santiago y otros.


Almirantes Cervera y Montojo



Lo cierto es que ambas derrotas sellaron el fin del imperio colonial español, poniendo de manifiesto su ruina y precariedades. Pues quedaba evidente, por ejemplo, que la Armada española, salvo para tareas rutinarias en tiempos de paz, no estuvo dotada en cantidad y calidad de efectivos para afrontar una causa bélica generalizada - en diversos mares y océanos - contra otras naciones.

El 10 de diciembre de 1898 se firmaba el Tratado de Paris, por el cual cesaban las hostilidades entre los dos contendientes. En él perdió España todas sus posesiones de Ultramar, pues fue obligada por Estados Unidos a venderle Cuba, las Filipinas, Puerto Rico y Guam a cambio de 20 millones de dólares, dándole la garantía de que no iba a extender la guerra a sus costas ni a los archipiélagos canario y balear, o a sus dominios en África. Y es que, tal como el almirante Cervera había previsto, España se había quedado sin barcos. ( 5 )

Dado que no podía ya defender el resto de sus posesiones en el Pacífico, las vendió a Alemania por 25 millones de pesetas, otro de los imperios emergentes junto a Japón.

El denominado Desastre del 98 conmocionó a España política, social, cultural y económicamente. Pero males mayores y aún peores amarguras le estaban aguardando en años venideros.

Cierro el tema con un fragmento de este magnífico documental: " Cervera o la fuerza del destino ".


NOTAS
( 1 ).  Valeriano Weyler ( 1838 - 1930 ), también Capitán General de Filipinas de 1888 a 1893, no fue el creador de la política de " reconcentración ", siendo aplicada por vez primera en la Guerra de Secesión Americana por generales como Sherman o Sheridan, reputados como " modernos " por aplicar ésta y otras nuevas tácticas.
A Weyler se le considera uno de los mejores estrategas de su tiempo, y en su descargo mencionaremos que, al igual que otros militares españoles en Ultramar, aplicó su severidad indiscriminadamente, tanto en las colonias como en la Metrópoli. Por ejemplo, en la represión de los atentados anarquistas de Cataluña y en la llamada Semana Trágica. Distinto fue el caso de Norteamérica, como veremos, que sí diferenció el trato entre sus ciudadanos y los habitantes de las colonias, a menudo por motivos racistas. 
( 2 ) Según teorías de la conspiración, fueron agentes de los propios Estados Unidos quienes hundieron el USS Maine al objeto de acelerar la entrada en guerra con España, sobre todo porque se temía la pronta victoria de los rebeldes cubanos sobre los españoles, quedándose así sin excusa para intervenir en la isla. 
Como se ha señalado, la estructura del emblemático USS Maine  hacía de él un buque vulnerable, frágil y prescindible. De confirmarse o no la conspiración, y lamentando la pérdida de vidas humanas, se puede decir que el fin del USS Maine fue el más glorioso que pudo haber tenido jamás gracias a la prensa sensacionalista; no así el que tenía reservado en batalla.
( 3 ) Desde 1894 la Oficina de Inteligencia Naval norteamericana comenzó a diseñar diversos planes operativos para la invasión de Cuba. Uno de ellos preveía incluso la conquista de las Canarias como base de acción sobre costas españolas.
( 4 ). Así había respondido a británicos y a estadounidenses en la batalla de Valparaíso: " La Reina, el Gobierno, el país y yo preferimos más tener honra sin barcos que barcos sin honra. "
( 5 ) España se apresuraría a construir una costosa flota de ocho acorazados.

martes, 10 de julio de 2012

FRANCISCO GALBIS ABELLA ( 1847 - 1918 ). UN HOMBRE DE ACCIÓN

Su carrera militar, quizá no tan distinguida en honores como la de su hermano, Don José Galbis Abella,  no deja de ser menos apasionante y plena, caracterizándose sobre todo por la acción y la aventura.

Así, en 1885, y con el cargo de comandante de Estado Mayor, es destinado al Norte de África como experto cartógrafo. Su misión es efectuar un estudio pormenorizado del litoral atlántico de Marruecos, demostrando el interés de las autoridades españolas de la época por ampliar y asegurar su presencia en el continente. Estamos a pocos años de la llamada " Crisis de Melilla " ( 1890 ), con enfrentamientos escalados contra las cabilas rifeñas, y la subsiguiente " Primera Guerra del Rif " ( 1893 ), en la que moriría el gobernador militar de la plaza, general Margallo.

Francisco Galbis Abella

A la derecha Agustin Basilio de Dávila, Gobernador General 
de Filipinas ( 1898 ) con  algunos miembros de su oficialidad 

Huelga subrayar que la misión fue complicada y peligrosa, tanto por desarrollarse en suelo hostil como por ser una labor de inteligencia que había de mantenerse en el mayor secreto, de modo que Don Francisco Galbis Abella y su equipo debieron ir disfrazados de simples turistas para no levantar sospechas. Les acompañaba además una escolta de soldados rifeños que hacían a la vez de intérpretes.

Finalizada exitosamente la operación, concretada en mapas topográficos de reconocimiento y planos de poblaciones como Tánger, Rabat, Mehdia o Salé, en 1887 Don Francisco Galbis Abella fue enviado a nuevos destinos.

Se sabe que permaneció en Cuba durante algún tiempo, adquirido el grado de coronel de Estado Mayor, pero más relieve iba a obtener su estancia en Filipinas.

En 1896 se inicia una importante insurrección  en el archipiélago que afecta a gran parte del territorio y a poblaciones claves del mismo. Sólo en la provincia de Cavite ( isla de Luzón ), por ejemplo, cuya superficie abarca más de 1400 kms cudrados - difícil de controlar -, se concentran unos 60.000 rebeldes prestos a la lucha. La situación es muy grave.

Archipiélago filipino



Posesión colonial española desde 1565, las Filipinas, bautizadas así en honor de Felipe II ( 1527  - 1598 ), constituían el bastión desde el que España administraba la vida política y económica de sus otros dominios en el Pacífico ( Guam, Las Carolinas, Palaos, Islas Marianas ... ), actividad ejercida principalmente desde la capital, Manila.

La presencia española en el archipiélago había sido siempre muy reducida, con  mínimo asentamiento de población metropolitana que, a mediados del siglo XIX, alcanzaba el máximo de 4000 personas, la mayoría de ellas funcionarios, por lo que apenas destacó el mestizaje tan característico del estilo hispánico de colonización. No obstante, y a través del progreso económico, la sociedad filipina había ido madurando y tomando conciencia de su identidad política y social frente a la sujeción española. El representante de los sectores más moderados, el intelectual y oftalmólogo José Rizal, héroe de la Revolución Filipina, propugnaba igualdad de derechos con respecto a los españoles, y la idea, viable o no entonces, pero que se me antoja muy lúcida, de que Filipinas pasara a ser una provincia más de España, con representación legal en las Cortes Generales ( idea que llevaría a efecto Estados Unidos con Hawai en 1959 ) ( 1 ).

José Rizal


Si José Rizal encarnaba una lucha pacífica, otro sector revolucionario, el  Katipunan, sociedad secreta de inspiración masónica creada por Andrés Bonifacio en 1892, defendía la violencia y la independencia absoluta con respecto a España. Pero la característica común de ambos movimientos era su fuerte anticlericalismo, posiblemente porque los clérigos eran quienes más contacto sostenían con los naturales de Filipinas. Habían fundado escuelas, hospitales y universidades para ellos además de inculcarles el cristianismo, tareas que, posiblemente no exentas de cierto nivel de intolerancia, les otorgaban una tácita preeminencia en la administración del archipiélago. De ese modo, y a solicitud suya, José Rizal fue fusilado en 1898 acusado de ser el instigador principal de la rebelión. Un importante e injusto desacierto que radicalizó la postura de los rebeldes y privó a España de un interlocutor válido con el que negociar el futuro político de la colonia.

El hecho es que en el 26 de agosto de 1896 se produce el levantamiento de insurgentes en numerosos puntos del pais, con la intención de ocupar Manila el día 30 del mismo mes. Se dice que emplean tácticas de terror bien meditadas, como el asesinato, el secuestro o el descuartizamiento de sus víctimas.

En ese momento hay tan sólo 13.000 soldados del Ejército español en Filipinas, y 9000 de ellos son indigenas. El general Blanco, que detenta el mando supremo, actúa a la defensiva en el desconcierto inicial y es acusado por los dominicos de blandura con el enemigo e incluso de hasta cierta connivencia con él, sospechoso de pertenecer a la Masonería. Esta sociedad discreta - que no secreta - había sido fuertemente combatida por la Inquisición a las órdenes de los dominicos, y aún habiendo sido abolida ésta como órgano represor en 1834, los dominicos seguían viendo en la Masonería el origen de todos los males de la Iglesia y, por ende, de España. ( 2 )

Madrid se aprestará a enviar un contingente de 25.000 hombres al mando del general Polavieja, al que se apoda "el general cristiano ", que relevará a Blanco a su llegada a las Filipinas un mes más tarde desde Barcelona. Aunque sigue contando con pocos efectivos, Polavieja decide pasar a la ofensiva e inicia acciones dividiendo sus fuerzas en cuatro brigadas, a las que asigna determinadas zonas estratégicas y cometidos. La Brigada Independiente, del ya general Francisco Galbis Abella, se mueve por las inmediaciones de Manila, al N.O. de Cavite, y en Mórong, hasta orillas del río Zapote. Dispone de compañías de ingenieros, voluntarios, guerrilleros montados, cazadores expedicionarios y algunas piezas de artillería. Siendo la más móvil y versatil, tiene el encargo de apoyar a otras unidades, realizar maniobras de distracción e interrumpir las comunicaciones de los rebeldes, tareas que desarrolla con gran eficacia y notoriedad.

Tropas del general Polavieja entrando en Manila

Soldados españoles en territorio de Cavite

Los planteamientos de Polavieja resultan ser acertados, a pesar de que Madrid le deniega refuerzos aduciendo su elevado coste y su mayor necesidad en Cuba. La insurrección filipina es sofocada.  Su sucesor, Fernando Primo de Rivera, reduce los últimos focos rebeldes en la provincia de Cavite, y el 14 de diciembre de 1897 se firma el pacto de Biac-na-Bató por el que se pacifica la colonia y el general filipino Emilio Aguinaldo ( 1869 - 1964 ), junto con sus colaboradores, toma el exilio a Hong Kong.

Polavieja vuelve ese mismo año a la Península, gravemente enfermo de paludismo, en donde es aclamado por el pueblo y la monarquía. No así por el gobierno de Cánovas del Castillo, que ve en él a un posible adversario político. Y no se equivoca. Polavieja iniciaría una campaña para reclamar reformas políticas, y en 1899 llegó a ser Ministro de la Guerra.

En cuanto a Don Francisco Galbis Abella, fue gobernador militar de Menorca con el grado de General de División, y también Capitán General de la Octava Región Militar, en La Coruña, cargo del que fue cesado en 1916 por responder de malos modos a un superior, el general Luque. Hombre de acción más que de palabras, acaso se sintió siempre más cómodo en campaña que en despachos oficiales.

Fallecería dos años después, recordándosele asimismo por sus artículos publicados en la " Revista Científico Militar ".

NOTAS:

( 1 ) Más o menos lo mismo postulaba para Cuba y Filipinas Don Rafael María de Labra ( 1840 - 1918 ), escritor, ideólogo y político español, conocido antiesclavista.

( 2 ) Para ser más precisos señalemos que José Rizal fue, en efecto, masón y uno de los creadores de la masonería filipina, Inspirada en la española, no figuraba en sus estatutos ninguna alusión a la independencia o a la revolución. Cosa distinta fue el Katipunan, que tras la desaparición de José Rizal se organizó imitando emblemas y rituales masónicos.

Por lo que respeta al general Blanco, negó siempre su pertenencia a la Masonería.