martes, 10 de julio de 2012

FRANCISCO GALBIS ABELLA ( 1847 - 1918 ). UN HOMBRE DE ACCIÓN

Su carrera militar, quizá no tan distinguida en honores como la de su hermano, Don José Galbis Abella,  no deja de ser menos apasionante y plena, caracterizándose sobre todo por la acción y la aventura.

Así, en 1885, y con el cargo de comandante de Estado Mayor, es destinado al Norte de África como experto cartógrafo. Su misión es efectuar un estudio pormenorizado del litoral atlántico de Marruecos, demostrando el interés de las autoridades españolas de la época por ampliar y asegurar su presencia en el continente. Estamos a pocos años de la llamada " Crisis de Melilla " ( 1890 ), con enfrentamientos escalados contra las cabilas rifeñas, y la subsiguiente " Primera Guerra del Rif " ( 1893 ), en la que moriría el gobernador militar de la plaza, general Margallo.

Francisco Galbis Abella

A la derecha Agustin Basilio de Dávila, Gobernador General 
de Filipinas ( 1898 ) con  algunos miembros de su oficialidad 

Huelga subrayar que la misión fue complicada y peligrosa, tanto por desarrollarse en suelo hostil como por ser una labor de inteligencia que había de mantenerse en el mayor secreto, de modo que Don Francisco Galbis Abella y su equipo debieron ir disfrazados de simples turistas para no levantar sospechas. Les acompañaba además una escolta de soldados rifeños que hacían a la vez de intérpretes.

Finalizada exitosamente la operación, concretada en mapas topográficos de reconocimiento y planos de poblaciones como Tánger, Rabat, Mehdia o Salé, en 1887 Don Francisco Galbis Abella fue enviado a nuevos destinos.

Se sabe que permaneció en Cuba durante algún tiempo, adquirido el grado de coronel de Estado Mayor, pero más relieve iba a obtener su estancia en Filipinas.

En 1896 se inicia una importante insurrección  en el archipiélago que afecta a gran parte del territorio y a poblaciones claves del mismo. Sólo en la provincia de Cavite ( isla de Luzón ), por ejemplo, cuya superficie abarca más de 1400 kms cudrados - difícil de controlar -, se concentran unos 60.000 rebeldes prestos a la lucha. La situación es muy grave.

Archipiélago filipino



Posesión colonial española desde 1565, las Filipinas, bautizadas así en honor de Felipe II ( 1527  - 1598 ), constituían el bastión desde el que España administraba la vida política y económica de sus otros dominios en el Pacífico ( Guam, Las Carolinas, Palaos, Islas Marianas ... ), actividad ejercida principalmente desde la capital, Manila.

La presencia española en el archipiélago había sido siempre muy reducida, con  mínimo asentamiento de población metropolitana que, a mediados del siglo XIX, alcanzaba el máximo de 4000 personas, la mayoría de ellas funcionarios, por lo que apenas destacó el mestizaje tan característico del estilo hispánico de colonización. No obstante, y a través del progreso económico, la sociedad filipina había ido madurando y tomando conciencia de su identidad política y social frente a la sujeción española. El representante de los sectores más moderados, el intelectual y oftalmólogo José Rizal, héroe de la Revolución Filipina, propugnaba igualdad de derechos con respecto a los españoles, y la idea, viable o no entonces, pero que se me antoja muy lúcida, de que Filipinas pasara a ser una provincia más de España, con representación legal en las Cortes Generales ( idea que llevaría a efecto Estados Unidos con Hawai en 1959 ) ( 1 ).

José Rizal


Si José Rizal encarnaba una lucha pacífica, otro sector revolucionario, el  Katipunan, sociedad secreta de inspiración masónica creada por Andrés Bonifacio en 1892, defendía la violencia y la independencia absoluta con respecto a España. Pero la característica común de ambos movimientos era su fuerte anticlericalismo, posiblemente porque los clérigos eran quienes más contacto sostenían con los naturales de Filipinas. Habían fundado escuelas, hospitales y universidades para ellos además de inculcarles el cristianismo, tareas que, posiblemente no exentas de cierto nivel de intolerancia, les otorgaban una tácita preeminencia en la administración del archipiélago. De ese modo, y a solicitud suya, José Rizal fue fusilado en 1898 acusado de ser el instigador principal de la rebelión. Un importante e injusto desacierto que radicalizó la postura de los rebeldes y privó a España de un interlocutor válido con el que negociar el futuro político de la colonia.

El hecho es que en el 26 de agosto de 1896 se produce el levantamiento de insurgentes en numerosos puntos del pais, con la intención de ocupar Manila el día 30 del mismo mes. Se dice que emplean tácticas de terror bien meditadas, como el asesinato, el secuestro o el descuartizamiento de sus víctimas.

En ese momento hay tan sólo 13.000 soldados del Ejército español en Filipinas, y 9000 de ellos son indigenas. El general Blanco, que detenta el mando supremo, actúa a la defensiva en el desconcierto inicial y es acusado por los dominicos de blandura con el enemigo e incluso de hasta cierta connivencia con él, sospechoso de pertenecer a la Masonería. Esta sociedad discreta - que no secreta - había sido fuertemente combatida por la Inquisición a las órdenes de los dominicos, y aún habiendo sido abolida ésta como órgano represor en 1834, los dominicos seguían viendo en la Masonería el origen de todos los males de la Iglesia y, por ende, de España. ( 2 )

Madrid se aprestará a enviar un contingente de 25.000 hombres al mando del general Polavieja, al que se apoda "el general cristiano ", que relevará a Blanco a su llegada a las Filipinas un mes más tarde desde Barcelona. Aunque sigue contando con pocos efectivos, Polavieja decide pasar a la ofensiva e inicia acciones dividiendo sus fuerzas en cuatro brigadas, a las que asigna determinadas zonas estratégicas y cometidos. La Brigada Independiente, del ya general Francisco Galbis Abella, se mueve por las inmediaciones de Manila, al N.O. de Cavite, y en Mórong, hasta orillas del río Zapote. Dispone de compañías de ingenieros, voluntarios, guerrilleros montados, cazadores expedicionarios y algunas piezas de artillería. Siendo la más móvil y versatil, tiene el encargo de apoyar a otras unidades, realizar maniobras de distracción e interrumpir las comunicaciones de los rebeldes, tareas que desarrolla con gran eficacia y notoriedad.

Tropas del general Polavieja entrando en Manila

Soldados españoles en territorio de Cavite

Los planteamientos de Polavieja resultan ser acertados, a pesar de que Madrid le deniega refuerzos aduciendo su elevado coste y su mayor necesidad en Cuba. La insurrección filipina es sofocada.  Su sucesor, Fernando Primo de Rivera, reduce los últimos focos rebeldes en la provincia de Cavite, y el 14 de diciembre de 1897 se firma el pacto de Biac-na-Bató por el que se pacifica la colonia y el general filipino Emilio Aguinaldo ( 1869 - 1964 ), junto con sus colaboradores, toma el exilio a Hong Kong.

Polavieja vuelve ese mismo año a la Península, gravemente enfermo de paludismo, en donde es aclamado por el pueblo y la monarquía. No así por el gobierno de Cánovas del Castillo, que ve en él a un posible adversario político. Y no se equivoca. Polavieja iniciaría una campaña para reclamar reformas políticas, y en 1899 llegó a ser Ministro de la Guerra.

En cuanto a Don Francisco Galbis Abella, fue gobernador militar de Menorca con el grado de General de División, y también Capitán General de la Octava Región Militar, en La Coruña, cargo del que fue cesado en 1916 por responder de malos modos a un superior, el general Luque. Hombre de acción más que de palabras, acaso se sintió siempre más cómodo en campaña que en despachos oficiales.

Fallecería dos años después, recordándosele asimismo por sus artículos publicados en la " Revista Científico Militar ".

NOTAS:

( 1 ) Más o menos lo mismo postulaba para Cuba y Filipinas Don Rafael María de Labra ( 1840 - 1918 ), escritor, ideólogo y político español, conocido antiesclavista.

( 2 ) Para ser más precisos señalemos que José Rizal fue, en efecto, masón y uno de los creadores de la masonería filipina, Inspirada en la española, no figuraba en sus estatutos ninguna alusión a la independencia o a la revolución. Cosa distinta fue el Katipunan, que tras la desaparición de José Rizal se organizó imitando emblemas y rituales masónicos.

Por lo que respeta al general Blanco, negó siempre su pertenencia a la Masonería.